LA DÉCIMA MUSA
Con el surgimiento de la lírica nace también una nueva forma de entender el amor y de describirlo, hasta entonces en la épica se nombra como algo estático, sin todos los sentimientos que implica, desde el deseo hasta el tormento y la frustración, Homero sólo habla del afecto, de la fidelidad, del adulterio e incluso del poder de la seducción, pero nada más, eso es todo.
Durante mediados del S.VII a.C. hasta principios del S.V se produce un gran auge de la individualidad, toma importancia el presente y se deja de lado el mito.
Aún así, a Arquíloco, por ejemplo, un poeta lírico elegíaco no se le puede considerar como estandarte del amor en la Grecia aristocrática, porque el amor no es su única pasión, no le dedica su vida, tampoco a Mimnermo, llamado el blando y dulce.
En todo esto radica la importancia de Safo, porque ella si dedica su vida a él, es la representante del “eterno femenino”, para ella no hay nada más importante que el mundo de sus sentimientos y pasiones, no le interesan los cambios políticos, ni los viajes, ni la vida familiar en sí misma, ni la literatura didáctica, no necesita erudición, ni adornos, ni recuerdos mitológicos, por que su poesía va más allá de todo eso, mediante la sencillez obtiene resultados extraordinarios e inimitables.
Como escribió Galiano: “ De Safo no puede decirse que escriba de amor, ni que prefiera el amor, ni que se dedique al amor, sino que ella misma es amor, amor, amor en cada poema, en cada verso, en cada palabra de sus cantos. Y un amor que no es mero goce sensual, sino también, y en gran medida, sufrimiento: un amor agridulce que lleva consigo dolor y placer indisolublemente unidos y contra el que no se puede intentar defensa alguna; un amor que sacude sus entrañas; un amor que le paraliza los miembros en dulce embriaguez; amor, amor siempre, en todos y cada uno de los centenares de fragmentos sáficos.”
Con el surgimiento de la lírica nace también una nueva forma de entender el amor y de describirlo, hasta entonces en la épica se nombra como algo estático, sin todos los sentimientos que implica, desde el deseo hasta el tormento y la frustración, Homero sólo habla del afecto, de la fidelidad, del adulterio e incluso del poder de la seducción, pero nada más, eso es todo.
Durante mediados del S.VII a.C. hasta principios del S.V se produce un gran auge de la individualidad, toma importancia el presente y se deja de lado el mito.
Aún así, a Arquíloco, por ejemplo, un poeta lírico elegíaco no se le puede considerar como estandarte del amor en la Grecia aristocrática, porque el amor no es su única pasión, no le dedica su vida, tampoco a Mimnermo, llamado el blando y dulce.
En todo esto radica la importancia de Safo, porque ella si dedica su vida a él, es la representante del “eterno femenino”, para ella no hay nada más importante que el mundo de sus sentimientos y pasiones, no le interesan los cambios políticos, ni los viajes, ni la vida familiar en sí misma, ni la literatura didáctica, no necesita erudición, ni adornos, ni recuerdos mitológicos, por que su poesía va más allá de todo eso, mediante la sencillez obtiene resultados extraordinarios e inimitables.
Como escribió Galiano: “ De Safo no puede decirse que escriba de amor, ni que prefiera el amor, ni que se dedique al amor, sino que ella misma es amor, amor, amor en cada poema, en cada verso, en cada palabra de sus cantos. Y un amor que no es mero goce sensual, sino también, y en gran medida, sufrimiento: un amor agridulce que lleva consigo dolor y placer indisolublemente unidos y contra el que no se puede intentar defensa alguna; un amor que sacude sus entrañas; un amor que le paraliza los miembros en dulce embriaguez; amor, amor siempre, en todos y cada uno de los centenares de fragmentos sáficos.”
Me encanta, si pudieras recomendarme una buena edición de los poemas de Safo.
ResponderEliminar- Bernabé Pajares, A. - Rodríguez Somolinos, H., Poetisas griegas, Madrid 1994
ResponderEliminar- García Gual, C., Antología de la poesía lírica griega, Madrid 1980